Las casas naturales utilizan materiales como la madera, el barro, la paja o el bambú para reducir el impacto ambiental del sistema convencional de construcción de viviendas. Además, son más baratas en su construcción, durante su uso (consumen menos recursos) y son más saludables.

 
Las principales ventajas de construir una casa de madera son su su bajo costo, sus bajos requerimientos de energía y unas herramientas sencillas para su producción y elaboración, y se basa en un recurso natural más resistente que el acero y el hormigón. Una vez edificada, ofrece un ambiente más saludable a sus inquilinos. El reumatismo o las dolencias respiratorias se quedan fuera, ya que la madera absorbe y expulsa la humedad.
A pesar de las apariencias, las casas de madera son muy resistentes. El Centro de Investigación japonés Hyogo simuló un terremoto de 7,5 grados en la escala Richter con un edificio de madera de siete plantas. Salvo algunos daños superficiales menores, el bloque aguantó sin problemas.  En Noruega están convencidos de estas ventajas. El Secretariado de Barents ha anunciado la construcción de un centro cultural que será el rascacielos de madera más alto del mundo, con 16-17 pisos. Se ubicará en Kirkenes y superará al que ostenta este récord en la actualidad, un edificio de 13 plantas situado en Arkhangelsk, en el noroeste de Rusia. Sus impulsores pretenden que sea un edificio sostenible modélico en su construcción y en su uso, al incorporar sistemas de eficiencia energética, energías renovables y gestión de residuos.

Las casas naturales son una vuelta al pasado en lo constructivo y en lo referente a su impacto pero, obviamente, con los avances y las comodidades actuales.  A parte de la madera, el barro y la paja se pueden utilizar conjuntamente como material constructivo.  El barro y la paja permiten la edificación rápida, económica y ecológica de una vivienda. Como en el caso de la madera, no es necesario un equipamiento de construcción muy complejo. Al ser materiales naturales y abundantes, se puede trabajar de forma local. Sus constructores evitan la contaminación que supone el transporte de materiales.
En cuanto a sus propiedades, el barro y la paja son buenos aislantes térmicos y son muy resistentes a las inclemencias meteorológicas. La paja suelta se quema con facilidad, pero la prensada y embalada que utilizan estas viviendas, no. Para que una casa de paja se deteriore por la acción del agua, tiene que ubicarse en un lugar con mucha humedad y lluvias constantes.  Que en un clima como en el del Reino Unido se contabilicen unas 100.000 casas de barro y paja con unos 2 siglos de antigüedad es el mejor indicativo de su capacidad como material de construcción.
Otro material ideal para construir un hogar natural es el bambú.  Una hectárea de bambú puede absorber nueve toneladas de CO2, una capacidad vital en la lucha contra el cambio climático. Su crecimiento es muy rápido: oscila entre tres y cinco años, sin necesidad de fertilizantes o pesticidas. Su recolección no mata la planta entera, de manera que vuelve a crecer. El bambú aflora en todos los continentes, excepto en los polos, y en suelos dañados por la erosión (evita además que se produzca este problema).
En cuanto a sus características, es duradero, flexible, fuerte y más ligero que el acero o el cemento: algunas casas han resistido huracanes y terremotos. Estas ventajas lo han convertido en uno de los materiales de construcción más utilizados en el mundo. Se calcula que más de mil millones de personas viven en casas de bambú.  En los países occidentales, su uso es minoritario, pero diversas asociaciones y eco-diseñadores empiezan a construirlas. En España, se pueden encontrar viviendas de este material o edificios que lo utilizan en alguno de sus elementos, como el techo de la T-4 de Barajas.
Cada vez proliferan más las empresas capaces de diseñar y construir una vivienda natural, si bien todavía siguen siendo escasas.  Si no puedes esperar, o si tienes una vivienda construida con el método tradicional y la quieres adecuar o "naturalizar", siempre puedes utilizar la madera como aislante en paredes, techos y suelos, utilizar vegetación para proteger de las temperaturas extremas del invierno y el verano, dotarla de carpintería de madera (más sostenible y efectiva que otras como el PVC, altamente contaminante en su fabricación), instalar sistemas de energía solar fotovoltáica y térmica para minimizar su impacto al medio ambiente,...  No lo dudes, el planeta te lo agradecerá.  Y tu bolsillo, al reducir tu factura eléctrica y de calefacción, también.