20080530140116-arquitectura-bioclimatica.jpgEl consumo energético durante la vida útil de las viviendas, cuyo gasto recae en el inquilino, ha sido algo históricamente considerado como algo secundario en la construcción.  Esta errónea consideración se ve cada vez más atenuada por el aumento del consumo de los ciudadanos ya que, a día de hoy, en el estado español el consumo energético de las viviendas supone el 20% de la energía total consumida.
Visto que altruistamente (por decirlo de alguna forma) ni los constructores ni los arquitectos optaban por medidas aislantes en las viviendas, algo que quizá redujera sus importantes cuentas de resultados, se han ido dando pasos en forma de normativas y reglamentos como el código técnico de edificación o el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), que obligan al sector a cumplir unos requisitos mínimos de eficiencia energética en los edificios nuevos y rehabilitados.  No hay que olvidar que la energía más ecológica y barata es la que no se consume.
Algunas de estas medidas no suponen un excesivo desembolso económico y consiguen unos buenos resultados, como la instalación de un buen aislamiento térmico.  Se considera que la pérdida de calor de edificios sin buenos aislamientos puede estar alrededor del 35% del total, es decir, de cada 100 Kw utilizados en climatización, sólo 66Kw son efectivos.  Y la misma proporción podríamos utilizar si hablamos de cada 100€ de factura energética (ojalá no fuera así, pero la gran mayoría de los ciudadanos sólo parece tomar cartas en el asunto cuando ven su bolsillo afectado, y nunca antes).
Entre las medidas convencionales se encuentran el aislamiento de paredes, techos o cubiertas, carpinterías exteriores, protecciones solares y especialmente los puentes térmicos como los que se forman en las vigas estructurales que comunican el exterior con el interior de la edificación.  Las medidas no convencionales, pero mucho más efectivas se engloban en lo que se conoce como arquitectura bioclimática.
Así pues, en la vivienda nueva podemos decir que el problema está encauzado.  Se está en ello en la rehabilitación de edificos antiguos que, aprovechando para algún tipo de rehabilitación, incorporen sistemas aislantes térmicos, algo que no es tan caro ni complicado como pueda parecer, recuperándose la inversión entre los primeros 5 o 7 años desde su acometida. El Aislamiento, la mejor Solución". Esta guía va especialmente dirigida a presidentes de comunidades de vecinos y administradores de fincas, y explica en seis apartados los beneficios de incluir el aislamiento térmico dentro de los planes de rehabilitación de un edificio, qué tipo de viviendas pueden realizarlo, cómo realizar la rehabilitación y en qué elementos concretos, etc.
Además, el Ministerio de Industria (a través del IDAE), así como las comunidades autónomas, prevén una serie de ayudas económicas para llevar a cabo estas medidas.  El porcentaje de la ayuda puede suponer hasta un 35% de la inversión, siempre y cuando se alcance una calificación energética A (la más efectiva).  Asimismo, también se pueden lograr ayudas de hasta un 75% para realizar la auditoría energética o la calificación energética del edificio.
Por su parte, cada comunidad autónoma puede elevar el porcentaje de ayuda para casos concretos, por lo que es conveniente informarse en el IDAE, y en las correspondientes consejerías autonómicas.
Merece la pena, pues es una inversión segura, ya que pasados esos 5 o 7 años tras la inversión todo el ahorro de la factura energética es efectivo.