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Si vamos al sur de la ciudad de Estocolmo, concretamente a uno de su barrios, Hammarby Sjostad, nada parece diferenciarlo de cualquier otro barrio de cualquier otra ciudad europea.  Sin embargo, nos encontramos en el primer ejemplo de urbanización holística, pues aquí cada recurso se aprovecha para desarrollar el siguiente.
Este barrio recibe el nombre de SymbioCity.  Está levantado sobre una antigua zona portuaria, una de las más contaminadas de la ciudad de Estocolmo por su actividad industrial, que ha pasado a ser una pequeña ciudad de 11.000 viviendas que es la máxima expresión urbanística del término "sostenible".

Con el apoyo del Gobierno sueco y la colaboración de más de un centenar de empresas, SymbioCity ha empezado a dar resultados. En menos de cinco años, el impacto medioambiental se ha reducido en más de un 50%. La clave ha sido un pormenorizado estudio de las sinergias. Por un lado se han aprovechado las distintas fuentes de energía natural. La solar, por medio de paneles integrados en cada vivienda; la eólica, con un parque de molinos de viento; y la hidráulica, como parte del diseño del espacio a través de canales que recogen el agua de lluvia y la llevan por toda la ciudad.
Por otro, se ha definido una cadena de tratamiento de residuos a largo plazo. De este modo, por ejemplo, la basura orgánica de cada hogar se recicla en biosólidos que más tarde servirán de abono para las plantas.  De estas plantaciones se extrae biocombustibles que, después de su tratamiento, volverá a la casa transformado en energía calorífica y electricidad.  El consumo de agua también se ha reducido,de 200 litros por persona al día, a los 100-150, y bajando.
SymbioCity es el ejemplo más concreto.  El 80% de los desplazamientos de sus 26.000 habitantes se hace a pie, en bicicleta o en transporte público, un tranvía eléctrico que recorre la calle principal.  En este barrio se ha conseguido reducir en un 40% el uso del coche privado, gracias a un planeamiento que mantuviese todos los servicios a mano, lo suficientemente cerca como para que no fueran necesarios grandes trayectos; después, fomentando iniciativas como Carpool, una empresa de alquiler de vehículos no contaminantes por horas, que cuenta ya con 450 socios entre los vecinos.